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Turquía,... vestigios e hitos

Turquía es una sorpresa para quien se acerca y detecta lo que esta tierra ha vivido y soñado... Multitud de vestigios han dejado muestra de este paso por el tiempo, construyendo su historia al hilo de otro montón de hitos que no han dejado de deslumbrar a quien los recuerda o los analiza. Con ese motivo, este apartado bordeará aspectos de este tipo dando pié a que podais realizar una investigación más profunda, al detectar algún punto que os deje atrapada vuestra curiosidad.


Con la ayuda de mi amigo el tiempo, en este mismo blog iré desarrollando con mayor profundidad más apartados relacionados con esos vestigios e hitos que conforman la recopilación actual, y que podeis pasear ahora mismo por ella a continuación en este arpartado titulado "Turquía, vestigios e hitos:

La Caverna de Karain que guarda las primeras huellas de la humanidad en tierras anatolias. Pertenecen al periodo paleolítico pues se remontan a hace unos 100.000 años a.C. aunque el número de asentamientos aumentó considerablemente alrededor del año 8.000 a.C. De esta época se han encontrado asentamientos en Çayönü y Hacılar.


En Çatalhöyük hay hasta doce yacimientos que oscilan entre los 6.500 y el 5.650 a.C. nos han revelado la primera urbanización organizada en la historia de la Humanidad, con una población de unos cinco a diez mil habitantes.

Entre los siglos V a.C. y III a.C. se desarrolla la cultura asiria, sobre la zona de Kultepe. Por aquel entonces ya tenían desarrollado una importantísima red comercial, donde se importaban y exportaban todo tipo de productos.

Los hititas fueron los primeros en fundar un estado indoeuropeo en el año 1.800 a.C. Este pueblo llegó a dominar Babilonia. Los hititas cobraban impuestos y concedían autonomía a los pueblos siempre que no opusieran resistencia. Su máximo esplendor duró entre el 1.450 a. C. hasta el año 1.200 a.C. Fue entonces cuando los tracios y otros pueblos comenzaron a invadir el Imperio Asirio, dejando solo pequeños asentamientos. A su época se la conoce como el Imperio Nuevo, con capital en Hattuşaş (la actual Boðazköy).

Entre los siglos XV y XIV a.C. los hititas se enfrentaron a los hurritas, pueblo que se localizaba en la región del Alto Eúfrates, con el Imperio de Mitanni y con los bárbaros de la región del Ponto. Así, los hititas ensanchaban su imperio desde la Región del Mármara hasta los países a lo largo del Río Eúfrates.

Con el siglo XIII llegaron los primeros enfrentamientos con los egipcios. Durante el reinado de Ramsés II los enfrentamientos por la repartición de Siria llevaron a la rubrica del primer tratado de paz de la historia, firmado en Kadesh en el año 1285 a.C.

Pero en los últimos siglos del Imperio, la organización se fue debilitando hasta que en el siglo VII se formaron las ciudades soberanas. Los hititas dejaron para la posteridad un importantísimo legado artístico que demuestra el desarrollo de esta gran cultura. Los principales yacimientos arqueológicos se encuentran en Hattuşaş, Yazılıkaya, Alacahöyük, Malatya, Karkamiş, Sakçegözü, Zincirli y Karatepe.

Junto al Lago Van, hacia el año 1.000 a.C., mientras que el Imperio Hitita se está deshaciendo, comienza a desarrollarse una cultura que alcanzaría un desarrollo increíble, la Urartu, probablemente descendientes de los hurritas. Su mayor logro fue el desarrollo de la metalurgia y el bronce hasta el siglo VI a.C. Los asentamientos más importantes de esta cultura se encuentran en Altintepe, Toprakkale y Çavuştepe aunque hay más repartidos por toda Antolia Oriental.


En el siglo XIII a.C., los frigios cruzaron el estrecho de Dardanelos y el estrecho del Bósforo. Se asentaron sobre la región septentrional de la Anatolia Central, donde crearon una poderosa civilización muy avanzada.

Las primeras fuentes escritas que mencionan a los frigios (La Iliada) dicen que fueron los aliados de los troyanos en la Guerra de Troya. Esta civilización ha dejado muestras artísticas repartidas por asentamientos en Gordion, Aslankaya, Aliðar, Alaca y Pazarlı, antes de borrarse del escenario de la historia durante el periodo de la gran invasión persa del siglo VI a.C.

Los carios eran descendientes de los lelegianos inmigrados a Anatolia durante la época de la civilización micénica del rey Minos. Los lidios y los licios, según se cree, eran los pueblos autóctonos de Anatolia, Zante, la Capital de Licia, nos da las obras de arte más bellas de esta cultura original (600 200 a.C.).

Sardes fue la capital de Lidia. Se desarrolló entre el 600 y el 200 a.C. y fue la mayor fuente de inspiración de arte helénico de Anatolia. Se cree que probablemente fueron los primeros en acuñar moneda. El más famoso de sus reyes fue el rey Creso, cuya capital se asentaba cerca de la zona del actual río Gediz.

En cuanto a la civilización caria, se desarrolló en ciudades como Halicarnaso (la actual Bodrum), Afrodisias, Miletos y Esmirna (la actual İzmir). En Halicarnaso está una de las siete maravillas del mundo, el monumento funeral del sátrapa persa Mausolo. En cuanto a Afrodisias, probablemente sea una de las ciudades más bellas de la antigüedad.

A partir del siglo XII a.C. los pueblos marineros que los antiguos egipcios llamaron `pueblos del mar´, invadieron no solamente las tierras de Anatolia, sino también todo el Oriente Medio. Los acadios, los lelegianos, los jonios, los dorios, los griegos, los micénicos, llegaron unos tras otros... Tuvieron que atravesar el estrecho de los Dardanelos para poder establecerse en las costas del Mar Negro, para lo cual tenían que pagar peaje a los troyanos. En La Iliada se cuenta como vencieron a los troyanos y consiguieron cruzar el estrecho sin pagar.

Los pueblos del mar se asimilaron con los pueblos autóctonos de Anatolia, cuyas culturas se mezclaron y se enriquecieron. El culto a la diosa madre Cibeles, que existía en Anatolia desde tiempos inmemoriales, fue adoptado por los Pueblos del Mar mientras que el poderoso Zeus se debilitaba frente a Artemisa en Jonia y Afrodita en Caria.

De esta forma, la cultura de los recién llegados se asimiló a la de los pueblos autóctonos de Anatolia, dando lugar a la civilización helenística, que dejó los legados de personajes de la talla de Tales, Diógenes o Estrabón. Las civilizaciones de Anatolia alcanzaron los niveles más altos en la filosofía, las matemáticas, la geometría, la astronomía, la astrología, la pintura, la escultura, el mosaico, la cerámica y muchas otras ciencias y artes.


Los persas empezaron a invadir Anatolia a partir del siglo V a.C. llegando a Grecia durante los reinados de los emperadores de Ciro, Dario y Jerges. No todo fueron victorias, los persas perdieron batallas vitales como las de Maratón, Salamina y Platea aunque la dominación continuó hasta el siglo IV a.C.

Uno de los momentos de oro de la cultura europea y asiática comienza con la llegada de Alejandro Magno a las tierras de Anatolia, en el año 334 a.C., es la época helenística.

El emperador consiguió minar al Imperio Persa venciendo varias veces a Dario, extendió su dominación hasta la India; mientras tenía un pie en las civilizaciones orientales, era venerado en Egipto como el hijo del dios Amon y adorado en todo el país persa. Sin duda, Alejandro Magno impulsó la síntesis entre las civilizaciones occidental y oriental.

El reino de Pérgamo, que se fundó después de su muerte y dominó en Eolia y Jonia (283 133 a.C.) alcanzó un nivel de civilización sin igual, creando las ciudades más bellas y prestigiosas de Anatolia, como Hierápolis o Antalya. Mientras, en Bitinia, se desarrolló un arte con un alto nivel artístico pero con un carácter más oriental.

La época helenística constituye el mayor desarrollo en ciencias como la arquitectura y la urbanística. Es la época de la fundación de la Escuela de Arquitectura Jónica. Gracias a ella se construyeron templos tan bellos como Artemisia, Dídimo o Euromos ciudades tan bien planeadas como Priene, Mileto, Teos o Magnesia. Pero no era esta la única cultura que estaba alcanzando su mayor esplendor cultural. En Pérgamo existía una biblioteca con más de 200.000 pergaminos, era, sin duda, el mayor centro científico de la época.

A la muerte del último rey de Pérgamo, Atalo III (133 a.C.), Pérgamo pasó a formar parte del Imperio Romano. Los romanos vencieron al rey Mitrídates del Ponto y llegaron a extender su territorio por toda Anatolia. Los recién llegados también aportaron su granito de arena al desarrollo cultural, con grandes construcciones en ciudades como Éfeso, Mileto, Foçea, Tarsus, Filadelfia, Tralles (Aydın) y Assos. También fundaron nuevas ciudades como Iconio (Konya), Cesarea (Kayseri) y Sebsteia (Sivas).

Zonas como Pamfilia, donde estaban Perge, Side, Aspendos, Jaunos, Antifelos, Mira y Termessos, alcanzaron su máximo apogeo. El reino de Comagene se desarrolló en un breve periodo (69 34 a.C.) en la zona de la Anatolia oriental. Esto no impidió que consiguiera construir uno de los santuarios más hermosos de Turquía en el Monte Nemrut.

Muchos de los episodios del Antiguo Testamento se desarrollaban en Anatolia, de ahí que de siempre se considera a esta zona tierra sagrada. El arca de Noé se había quedado atrapada en el monte Ararat, Abraham había vivido en Urfa y Harran. Tras la fundación del cristianismo, San Pablo nació en Tarso y recorrió Anatolia, los apóstoles adoptaron por primera vez el nombre de `cristiano´ en la caverna de San Pedro de Antioquia (la actual Antakya), San Juan Evangelista escribió su evangelio en Éfeso y la Virgen María pasó sus últimos años de visa y murió en la misma ciudad. Las siete iglesias del Apocalipsis fueron fundadas en estas tierras y los primeros concilios ecuménicos fueron organizados en Nicea (İznik), Éfeso y Calcedonia (Bitinia).

Una de las fechas claves para la historia de Turquía es el año 330 cuando Constantino el Grande trasladó su capital a Constantinopla, la `ciudad de Constantino´ (İstanbul). Poco después, se adopta el cristianismo como religión oficial del estado bizantino convirtiendo la ciudad en el centro de una gran civilización.

El Imperio Bizantino no solo desarrolló obras artísticas de gran calidad, sino que consiguió resistir a los ataques árabes (siglo VII) y de los primeros pueblos bárbaros (XI). Las tierras de Anatolia fueron el escenario de once cruzadas. En 1071 el emperador romano Diógenis fue vencido por los turcos selyuquíes, en la batalla de Mantzikert (Malazgirt). Es el comienzo de la decadencia del Imperio Bizantino. Constantinopla sería conquistada en 1453.

Los clanes y tribus nómadas turcos habían desarrollado su civilización en Asia Central durante más de mil años, huyeron hacia Anatolia debido a la sequía y la hambruna que asolaba sus tierras. A su llegada a la península de Anatolia ocuparon vastas tierras fértiles inhabitadas y se asimilaron con los pueblos autóctonos. Es el comienzo de una nueva época. Nacieron así dos de los más poderosos reinos de la península: los selyuquíes de Anatolia que reinaron desde mediados del siglo XI hasta mediados del siglo XIII cuando la gran invasión mongólica devastó Anatolia y los turcos otomanos que fundaron uno de los imperios más grandes del mundo entre los siglos XIVXX durante los cuales adornaron este país con numerosas obras de arte crearon nuevas riquezas y bellezas.

Los selyuquíes fueron los que fundaron el primer estado turco en Anatolia, no intervinieron de ninguna manera ni en las creencias, ni en las formas de vivir de los distintos pueblos que habían inmigrado a estas tierras antes de ellos y habían adoptado la fe cristiana durante la época bizantina; al contrario, acabaron con las opresiones feudales existentes sobre estos pueblos y lograron establecer un orden público.

Los turcos otomanos buscaron y consiguieron una paz interna lo que ha posibilitado la convivencia pacífica de un amplio mosaico de pueblos en Anatolia durante un periodo de más de mil años.

Antes de la llegada de los turcos, las rutas comerciales más importantes (la ruta de la seda, la ruta de las especias, la ruta de Marco Polo...) pasaban por Anatolia. Buscando mejorar y aumentar ese comercio, los selyuquíes construyeron centenares de caravasares sobre estas mismas rutas para resucitar el comercio entre Europa y el Lejano Oriente, interrumpido durante la decadencia del Imperio Bizantino.

Los otomanos fueron los que impulsaron el avance en la arquitectura, con un estilo propio, una vez que dejaron la vida nómada para asentarse. El máximo desarrollo se dio en İstanbul con mezquitas, baños, albergues de caridad, escuelas, fomentando el arte en todas sus formas.

El viejo Imperio Otomano se mantuvo hasta el fin de la Primera Guerra Mundial cuando nació la República de Turquía en 1923 después de una penosa Guerra de Independencia.

El fundador de la nueva república fue Atatürk.

A partir de esta fecha Turquía está dando pasos hacia la integración con los paises de Europa...

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