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Ankara,… ancla y capital


La ciudad de Ankara se sitúa en el centro de Anatolia, sobre el borde este de la gran Meseta de Anatolia.

La meseta de Anatolia se puede dividir en dos partes: la Anatolia Interior, una sucesión de mesetas con unas alturas del orden de 1.500 metros, con numerosos lagos y algún volcán aislado; y la Anatolia Oriental, con alturas más elevadas (unos 2.500 metros) y más volcanes, como el Ararat, de 5.165 metros.

Linda con las provincias de Cankiri y Bolu al norte, Eskisehir al oeste, Konya y Aksaray al sur, y Kirikkale y Kirsehir al este.

Según el censo de 2007 tiene una población de 4.140.890 habitantes, lo que la convierte en la segunda ciudad más populosa del país tras Estambul.



Es la sede del parlamento turco, de los ministerios y de las demás instituciones gubernamentales, además de las delegaciones diplomáticas extranjeras.

Como ocurre con muchas ciudades antiguas, Ankara ha sido conocida por varios nombres a través de los siglos: los hititas la llamaban Ankuwash antes de 1200 a. C., los gálatas y los romanos la llamaron Ancyra y en los períodos clásico, helenístico y bizantino era conocida como Ἄγκυρα Ánkyra.

También recibió el nombre de Angora o Engürü después de su conquista por los selyúcidas en 1073, y así fue conocida hasta 1930.

Se trata de una importante ciudad comercial e industrial situada en el centro de Anatolia. Se encuentra estratégicamente situada en el centro de las redes turcas de autopistas y ferrocarriles, y funciona como centro para comercializar los productos de las áreas agrícolas colindantes.



La ciudad fue famosa por sus cabras de pelo largo (cabras de angora) y su preciada lana (mohair), por su raza única de gatos (gatos de angora), por sus conejos blancos, por sus peras, su miel, y por la uva moscatel que se produce en la región.

Aloja varias universidades, la Biblioteca Nacional, el Museo Arqueológico, el Museo Etnográfico y el Museo de las Civilizaciones Anatolias.

El mausoleo de Kemal Atatürk (Anıtkabir), la figura más importante de Turquía en el siglo XX, también está ubicado en Ankara.

Los asentamientos más antiguos dentro y alrededor de la ciudad pertenecen a la civilización hattiana, los cuales prosperaron durante la edad de bronce.

Artefactos descubiertos en la ciudad han puesto de manifiesto que los hititas llamaron Ankuwash a la ciudad antes de 1200 a. C.



La ciudad creció significativamente en tamaño y en importancia bajo el control de los frigios, desde alrededor de 1000 a. C., experimentando una gran expansión tras la migración desde Gordión, la capital de Frigia, tras un terremoto que dañó gravemente a la ciudad.

Según la tradición frigia, el rey Midas era venerado como el fundador de Ancyra, sin embargo Pausanias menciona que la ciudad era en realidad más antigua.

Cabe la posibilidad de que cuando Midas llegó a la ciudad, ésta se encontrase prácticamente despoblada y de ahí el origen de la leyenda frigia.



Al control frigio le sucedió el lidio y posteriormente el persa. El dominio de estos últimos permaneció hasta que fueron derrotados por las tropas macedonias dirigidas por Alejandro Magno.



El rey macedonio, que conquistó la ciudad en el año 333 a. C., llegó desde Gordion y permaneció en la ciudad durante un corto período.

Tras su muerte en Babilonia en 323 a. C. y la subsecuente división de su imperio entre sus generales, Ankara quedó bajo el control de Antígono el Tuerto.

Si durante el período frigio la ciudad tuvo la mayor expansión de su época antigua, otro importante período de crecimiento tuvo lugar durante el período de los griegos de Ponto, quienes llegaron y desarrollaron la ciudad como un centro del comercio de bienes entre los puertos del mar Negro y Crimea al norte; Asiria, Chipre y Líbano al sur; y Georgia, Armenia y Persia al este.

En esa época la ciudad tomó el nombre de Áγκυρα-Ànkyra (ancla en griego), el cual es aún utilizado por los turcos con la forma ligeramente modificada de Ankara.



En el año 278 a. C., la ciudad, que entonces era conocida como Ancyra, así como el resto de la Anatolia central, fue ocupada por los Gálatas de raza celta.

Los elementos celtas probablemente eran pequeños en número, una aristocracia guerrera que gobernó al campesinado frigioparlante.

Sin embargo, con el paso del tiempo adoptaron el idioma de los celtas, relacionado con el gaélico y al galés.

Al final del siglo IV, San Jerónimo, natural de Galacia, observó que el lenguaje hablado en Ankara era muy similar al que era hablado en Tréveris, al noroeste del Imperio romano.

La ciudad fue conquistada por Augusto en el 25 a. C., pasando así al control del Imperio romano.


Entonces, decidió hacer de Ancyra uno de los tres principales centros administrativos de Anatolia central.

En ese momento, la ciudad era el centro de una tribu conocida como los Tectosages, y Augusto elevó su categoría a capital de la provincia romana de Galatia.

Otras centros tribales gálatas, como Tavium, cerca de Yozgat, y Pessinus al oeste, cerca de Sivrihisar, continuaron siendo relativamente importantes durante el período romano, pero fue Ancyra quien se convirtió en una gran ciudad.




 En Ankara se encuentran los restos del Templo de Augusto y Roma (Monumentum Ancyranum), que contiene el registro oficial de las Leyes de Augusto, conocido como el Res Gestae Divi Augusti, una inscripción en mármol en las paredes de este templo.

En el Templo de Augusto y Roma (comúnmente conocido como Monumentum Ancyranum) en Ulus, sobrevive intacta la principal copia de la Res Gestae Divi Augusti, escrita por el primer emperador romano Augusto.

Una población estimada de 200.000 personas vivían en Ancyra durante los prósperos tiempos del Imperio romano, un número mucho más grande que el que quedaría tras la caída del imperio hasta el siglo XX.



 Un pequeño río, el Ankara (Ankara Çayı, en turco), corría por el centro de la población romana.

Actualmente se encuentra cubierto y desviado en parte de su curso a través de la ciudad, pero en su tiempo era la frontera norte de la ciudad vieja, durante las épocas romana, bizantina y otomana. Çankaya, el borde de la colina situada al sur del actual centro urbano, se encontraba fuera de la ciudad romana, pero puede haber sido un lugar de veraneo.




 En el siglo XIX, los restos de al menos una villa romana o un gran caserío todavía se mantenía en pie, no muy lejos de donde se encuentra actualmente la residencia presidencial de Çankaya.

Se trataba de una ciudad grande para la época, más grande que las ciudades romanas de la Galia o Britania.

Al oeste, la ciudad romana se extendía hasta el área del parque Gençlik y de la estación de ferrocarril, mientras que al lado sur de la colina puede haberse extendido hasta la zona ocupada por la Universidad Hacettepe.



La importancia de Ancyra estaba en que se encontraba en el punto donde se unían los caminos romanos que cruzaban Anatolia de norte a sur y de este a oeste.

La red imperial de caminos hacia el este fue utilizada por varios emperadores y sus ejércitos, aunque también sirvió para ejércitos invasores.

En la segunda mitad del siglo III, Ancyra fue invadida por los godos que llegaron desde el oeste, situándose en el corazón de Capadocia, tomando esclavos y realizando saqueos, y después por los árabes.

Durante casi una década, la ciudad fue uno de los puestos avanzados más occidentales de la emperatriz árabe Zenobia de Palmira, quien se aprovechó de un período de debilidad y desorden en el imperio romano para establecer su propio estado de poca duración.

La localidad fue reincorporada al imperio romano bajo el emperador Aureliano en el año 272.





Durante la tetrarquía, introducida por Diocleciano en el año 284, se realizó un programa de reconstrucción y se construyó la calzada de Ankara al oeste, hacia Germe y Dorylaeum, cerca de la actual Eskişehir. Previamente, el emperador Caracalla había reconstruido las murallas de la ciudadela y construido baños públicos.

En su apogeo, la Ankara romana era un gran mercado y centro de comercio, aunque también funcionó como una gran capital administrativa, donde un alto funcionario gobernaba desde el Praetorium de la ciudad, un gran palacio administrativo u oficina.

Durante el siglo III, la vida en la ciudad, así como en otras poblaciones de Anatolia, parece haber sido militarizada en respuesta a las invasiones y a la inestabilidad en ella. Asimismo, la población local fue objeto de cristianización.

A finales del siglo IV, Ancyra se convirtió en una zona de vacaciones del imperio. Después de que Constantinopla se convirtió en la capital del Imperio romano de Oriente, los emperadores de los siglos IV y V se retiraron de los veranos húmedos del Bósforo al ambiente seco de las montañas de Ancyra. Teodosio II llevaba su corte a Ancyra en los veranos, incluso se emitieron leyes allí.



La importancia militar y logística de la ciudad duró hasta bien entrado el largo reinado bizantino. A pesar de que la ciudad cayó en manos de varios ejércitos árabes numerosas veces a partir del siglo VI, permaneció como un importante punto en el Imperio bizantino hasta finales del siglo XI.

Repartición de Anatolia y Tracia de acuerdo al Tratado de Sèvres de 1920, derogado por el Tratado de Lausana en 1923.En 1071, el sultán selyúcido Alp Arslan abrió las puertas de Anatolia para los turcos con su victoria en la batalla de Manzikert, cerca de Malazgirt.

Dos años más tarde anexionó la ciudad a su territorio, un lugar importante para el transporte militar. Orhan I, el segundo bey del Imperio otomano, capturó Ankara en 1356.

Otro gobernante turco, Tamerlán, derrotó a los otomanos en la batalla de Angora en 1402 y capturó la ciudad, pero al año siguiente Ankara volvió a estar bajo control otomano.



Tras la derrota otomana en la Primera Guerra Mundial, la capital otomana, Estambul, y gran parte de la península de Anatolia estaba ocupada por los aliados.

Según el tratado de Sèvres de 1920 firmado por Reino Unido, Francia, Italia y Grecia, los territorios del Imperio otomano se repartirían entre ellos, dejando para los turcos Estambul y parte de Asia Menor.







En respuesta a esto, el líder del movimiento nacionalista turco, Kemal Atatürk, estableció el cuartel general de su movimiento de resistencia en Ankara.

Tras la Guerra de Independencia, los nacionalistas reemplazaron el Imperio otomano con la República de Turquía el 29 de octubre de 1923.

En el momento de fundación de la República de Turquía, Ankara no era más que una pequeña población que apenas superaba los 15.000 habitantes.



A pesar de ello, el 13 de octubre de 1923 se convirtió en la nueva capital del país, sustituyendo a Estambul (la antigua Constantinopla), diez días antes del final de la guerra de independencia; fue una decisión personal de Mustafa Kemal Atatürk, que evitaba de este modo la vulnerabilidad estratégica de la antigua capital.

El nuevo desarrollo subsecuente a haber conseguido la capitalidad dividió la ciudad en la zona vieja, llamada Ulus, y la nueva, denominada Yenişehir.

Los antiguos edificios, que reflejan la historia romana, bizantina y otomana, y las calles estrechas y sinuosas caracterizan la zona antigua.




Por su parte, la zona nueva, centrada en torno a Kızılay, tiene el aspecto de una ciudad moderna: calles anchas, hoteles, teatros, centros comerciales y rascacielos. Las oficinas gubernamentales y las embajadas extranjeras también se encuentran en la parte nueva.

Ankara se encuentra situada sobre una colina escarpada y rocosa, que se eleva 150 metros por encima de la llanura sobre la ribera izquierda del Enguri Su, un afluente del río Sakarya.

La ciudad se halla en uno de los lugares más secos de Turquía, rodeado por una vegetación de estepa, debido al duro y en ocasiones extremo clima continental seco con inviernos muy fríos en los que abundan las precipitaciones en forma de nieve y veranos secos muy calurosos, el período de lluvias acontece sobre todo durante la primavera y el otoño.


Un viaje a Turquía no está completo sin una visita a su capital, Ankara, combinación perfecta de tradición y modernidad, pasado y futuro. Basta con un día para descubrir la riqueza histórica del país acumulada en sus museos, degustar los platos típicos y contemplar el milenario paisaje desde sus colinas. Ankara condensa la esencia de Turquía, merece la pena que la conozcas un poco más.


Ankara contiene todos los ingredientes necesarios para hacer de su estancia un recuerdo imborrable: carácter tradicional y cosmopolita al mismo tiempo, monumentos e historia, mucha historia.

Si en España "todos los caminos llevan a Roma"; en Turquía, llevan a Ankara. Todas las capitales de provincia cuentan con un servicio directo de autobuses a esta ciudad, aunque también puedes optar por trasladarte en tren o en avión. Si eliges el ferrocarril, la duración del trayecto hasta la capital dependerá de la tarifa que escojas. Los trenes de "lujo"son los más prácticos y confortables, los ekspres o mototren son tan baratos como lentos y los volcu o posta son más adecuados para aquellos que tengan como propósito pasar sus vacaciones dentro de un tren... Sea cual sea tu decisión, ten en cuenta que debes hacer la reserva del asiento en la estación de partida con varios días de antelación.

Acomódate en el asiento y goza del paisaje. Ankara debe su nombre a su antigua denominación, Ankira, que significa "garganta" o "precipicio", por lo que verás un panorama sin desperdicio.

¿Sorprendido con lo que te has encontrado a tu llegada? No es de extrañar si tenemos en cuenta los desfasados tópicos. El rápido crecimiento de la ciudad de los últimos 60 años, desde que fuera elegida nueva capital de la república turca, ha transformado radicalmente lo que, a principios de siglo, era un modesto asentamiento alrededor de la ciudadela que dominaba sobre la colina de apenas 30.000 habitantes. Ahora, este número alcanza los cuatro millones.

Sin embargo, la reestructuración de la ciudad se llevó a cabo mediante un urbanismo práctico y de influencia occidental. Seguro que agradecerás su diseño de planta ortogonal, con amplias y rectas calles con edificios sobrios y austeros a la hora de guiarte por la ciudad. A estas estudiadas estructuras se suman las barriadas residenciales populares, en vertiginoso crecimiento desde las últimas décadas por la llegada de inmigrantes, situadas en la periferia urbana de Ankara.

¿Preparado para comenzar a desentrañar los secretos de la ciudad? Un día es suficiente para conocer los lugares imprescindibles, aunque lo ideal es contar con tiempo de sobra para disfrutar al máximo de todos los rincones. La ruta museológica, toda ella previo pago, comienza en el Museo de las Civilizaciones Anatólicas, con un excepcional repertorio de objetos que abarcan todas las civilizaciones habidas en Asia Menor clasificadas cronológicamente y la valiosísima colección de arte y artesanía hitita del VI milenio a.C. Si quieres visitarlo con calma, calcula entre dos y tres horas. Los disidentes de las visitas guiadas (en francés, inglés y alemán) siempre pueden darse una vuelta por la tienda de recuerdos o recurrir a la barra del bar del museo.

Muy cerca de éste se encuentra la ciudadela, desde cuyas murallas podrás admirar la vista de los barrios orientales de la ciudad. Y una vez de vuelta al centro, es imprescindible acercarse a la mezquita más grande de Ankara, la Arslanhane Camii, construida en el siglo XIII.

En el Museo Etnográfico, uno de los más importantes de Turquía, podrás contemplar colecciones de vestidos, maderas talladas, reconstrucciones de interiores...en 30 o 60 minutos, dependiendo de tu interés.


Ahora ha llegado el momento de hacer una parada en el camino para llenar el estómago, y nada mejor para ponerse en situación que saborear los económicos manjares de los restaurantes de categoría inferior: kebaps, lahmacuns (tarta salada con pollo asado) o los postres típicos por poco más de un dólar. Los establecimientos más modestos, los hoteles más sencillos y los principales museos se encuentran en el barrio de Ulus, mientras que la zona más moderna se sitúa en la parte nueva o Yenisehir.

No puedes irte de Ankara sin antes visitar el mausoleo de Atatürk, el fundador de la Turquía actual Sólo una última recomendación: procura que tu viaje no sea en invierno. La belleza de la c


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